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viernes, 11 de abril de 2014

PRACTICA DE PLACENTA IMAGENES


 

 



 
 
 
 


 

INTRODUCCION PRÁCTICA No. 4

Para que pueda ocurrir la implantación y luego se forme la placenta es necesaria la presencia del antígeno leucocitario humano (HLA-G). Este es una molécula de histocompatibilidad y una expresión específica de tejido en las células trofoblásticas de las vellosidades, y desempeña una función importante en la tolerancia inmunológica del feto por la madre, ayudando a proteger a la placenta del rechazo. Las membranas fetales y la placenta, son estructu- ras derivadas del cigoto pero no forman parte del embrión propiamente dicho. Desempeñan funciones de protección, nutrición, y son eliminados durante el parto. Las membra- nas fetales son: amnios, saco vitelino, alantoides, cordón umbilical y corion, que origina la parte fetal de la placenta.
TROFOBLASTO
o Es el primer tejido que se diferencia durante el desarrollo, y el encargado de establecer la conexión entre el embrión y los tejidos maternos, además es responsable de la formación de la placenta. Las células trofoblásticas, al invadir las arterias espirales uterinas, presentan un proceso de trasformación peculiar y experimentan cambios específicos al nivel de sus moléculas de membranas. Cuando permanecen en el citotrofoblasto expresan determinadas moléculas de adhesión intercelular típicas de los tejidos epiteliales; sin embargo, después que dichas células abandonan los tejidos fetales para penetrar en los vasos espirales maternos, la conformación molecular de la membrana cambia y toma un patrón endotelial, desapareciendo las moléculas de adhesión. Hacia los cuatro días del desarrollo, ciertas células las, a causa de su posición periférica en el blastocisto, se hacen distinguibles como trofoblasto
Citotrofoblasto
 El citotrofoblasto velloso parece ser el sitio primario de: síntesis de inhibina y activina, somatostina y hormona de liberación de gonadotropina (HLG). Además, produce gonadotropina coriónica humana (GCh) en fase muy temprana del embarazo. Las células citotrofoblásticas expresan un antígeno de histocompatibilidad que puede ayudar a proteger a la placenta del rechazo por el organismo materno.
Sincitiotrofoblasto
 Las células madres indiferenciadas del citotrofoblasto dan origen al sincitiotrofoblasto y al trofoblasto velloso. Varias clases de trofoblasto se desarrollan y sus identificaciones inmunológicas (expresión de antígenos) se realizan con diferentes anticuerpos monoclonales. Una de las características del desarrollo embrionario humano es, el contacto íntimo necesario y la interrelación entre el embrión y la madre. Para sobrevivir y crecer durante la vida intrauterina, el embrión debe mantener una relación esencialmente parasitaria con la madre para obtener el oxígeno y nutrientes, y eliminar los materiales de desechos. El embrión debe evitar, además, ser rechazado como un cuerpo extraño por el sistema inmune materno. Estos requerimientos se cumplen por la placenta y las membranas fetales que rodean el embrión y sirven como interfase entre este y la madre.
Laguna trofoblástica
 La microvasculatura endometrial es reemplazada por las lagunas trofoblásticas, las cuales eliminan la resistencia periférica local. Además, las arterias espirales que irrigan la placenta se dilatan, y en un número alrededor de 100, suministran el riego sanguíneo en aumento para el crecimiento del embrión. Las lagunas subdividen a la masa trofoblástica en una placa coriónica primaria, que rodea al blastocele, y en un escudo trofoblástico en relación con el endometrio. El material fibrinoide, algunas veces denominado fibrina, es un material acidofílico, homogéneo, oscuro, que se encuentra en algunos sitios de la placa coriónica. Es un componente normal de la placenta y se considera un factor de estabilización mecánica, así como también una barrera inmunológica.
Corion y vellosidades coriónicas
 El trofoblasto es reforzado por una capa mesenquimatosa (mesodermo extraembrionario parietal) durante la segunda semana, y la combinación resultante se denomina corion (Fig. 5.3). Las vellosidades coriónicas (Fig. 5.4) son el cuadro básico de la placenta. Como se mencionó, al inicio de la segunda semana del desarrollo, el trofoblasto se presenta más desarrollado en el polo embrionario del blastocisto y se puede reconocer la presencia del citotrofoblasto y el sincitiotrofoblasto. Poco después, el trofoblasto se organiza y forma estructuras digitiformes, conocidas como troncos de vellosidades primarias.
  
Hacia finales del primer trimestre, las estructuras coránicas interpuestas entre la sangre materna y la fe- tal (barrera placentaria) son:
 1. El sincitiotrofoblasto.
2. Citotrofoblasto.
 3. Mesénquima.
 4. El endotelio de los capilares vellosos fetales.
A partir de los cuatro meses, el citotrofoblasto desaparece gradualmente y los capilares se aproximan al sincitiotrofoblasto, lo que provoca que el mesénquima interpuesto entre ambas estructuras disminuya y, por tanto, la barrera placentaria se hace más fina. Los ca- pilares vellosos son fenestrados.
Circulacion placentaria
En condiciones normales, durante el embarazo no ocurre mezcla de la sangre materna con la fetal, los cotiledones reciben la sangre por medio de 80 a 100 arterias uterinas espirales que atraviesan la placa decidual y desembocan en los espacios intervellosos a intervalos más o menos regulares. La luz de las arterias espirales es estrecha, de modo que la presión de la sangre que llega a los espacios intervellosos es alta. Esta presión fuerza a la sangre hacia este, y baña a las numerosas y pequeñas vellosidades libres del árbol velloso con sangre oxigena- da. Según la presión decrece, la sangre circula desde la placa coriónica (espacios intervellosos) hacia la decidua, donde penetra en las venas endometriales. Por eso, la sangre de los lagos intervellosos regresa a la circulación materna a través de estas.
La membrana placentaria, que separa la sangre materna y la fetal, está compuesta inicialmente por cuatro capas:
 1. El revestimiento endotelial de los vasos fetales.
2. El tejido conectivo del eje velloso.
3. La capa citotrofoblástica.
4. El sincitiotrofoblasto.
Sin embargo, desde el cuarto mes en adelante, la membrana placentaria se adelgaza, debido a que el revestimiento endotelial de los vasos se pone en contacto íntimo con la membrana sincitial, contribuyendo al aumento del intercambio. La membrana placentaria no constituye una barrera placentaria total, ya que no actúa de forma absoluta como tal, por este motivo muchas sustancias (toxinas y medicamentos), así como algunos microorganismos, la atraviesan libremente. Debido a que la sangre materna en los espacios intervellosos está separada de la sangre fetal por un componente coriónico, la placenta humana se considera de tipo hemocorial.
Funciones de la placenta La placenta es un órgano que permite el embarazo intrauterino y, por lo tanto, el crecimiento fetal. Como característica esencial está la tolerancia de la respuesta inmune materna, que permite la retención del feto hasta el final del embarazo. El feto, la madre y la placenta actúan de forma integrada y coordinada como una unidad funcional. El intercambio de elementos nutritivos y de electrólitos, como los aminoácidos, ácidos grasos libres, carbohidratos y vitaminas, es rápido y aumenta, según progresa el embarazo. Los gases, como el oxígeno, dióxido
de carbono y monóxido de carbono presentan un inter- cambio que se realiza por simple difusión. Hacia el término del embarazo, el feto incorpora de 20 mL a 30 mL de oxígeno por minuto desde la circulación materna; una in- terrupción de este proceso por breve tiempo pone en peligro la vida del feto, ya que la cantidad de oxígeno que le llega está dada por la concentración de este y el flujo sanguíneo, y no por el  mecanismo mismo de difusión. El paso de los anticuerpos maternos se realiza por pinocitosis en el sincitiotrofoblasto, y transportados a los capilares fetales. De esta manera, el feto adquiere anticuerpos maternos de la clase de inmunoglobulina G (IgG) contra varias enfermedades infecciosas, y ob- tiene inmunidad pasiva contra diferentes afecciones como, el sarampión, tétanos y otras. La inmunidad pasiva des- empeña una función importante durante el embarazo y hasta poco después del nacimiento, ya que el feto no tiene totalmente desarrollado el sistema inmune para producir sus propios anticuerpos. Hacia el final del cuarto mes, la placenta produce progesterona en cantidades suficientes para mantener el embarazo en ausencia del cuerpo amarillo. Probable- mente, todas las hormonas son sintetizadas por el sincitiotrofoblasto. Además de la progesterona, la placenta produce hormonas estrogénicas, principalmente, estriol, hasta cerca del parto cuando se alcanza el máximo nivel. Los estrógenos estimulan el crecimiento uterino y el desarrollo de las glándulas mamarias. Durante los dos primeros meses de embarazo se produce también gonadotropina coriónica humana (GCh), la cual man- tiene el cuerpo lúteo y puede encontrarse en la orina de la madre. Otra hormona producida por la placenta es la somatomamotropina (lactógeno placentario), que es una sustancia parecida a la hormona de crecimiento y que da al feto prioridad en la glucosa sanguínea materna y hace a la madre diabetogénica, también estimula el desarrollo de las mamas para la producción de la leche.

Placenta a término

 La placenta tiene forma discoidal y mide alrededor de 15 cm a 25 cm de diámetro y 3 cm de grosor, con un peso entre 500 g y 600 g. Al nacimiento se separa de la pared uterina y, aproximadamente 30 min después del parto es expulsada de la cavidad uterina, a lo que se le denomina alumbramiento. La cara fetal es lisa y brillante, ya que está cubierta por el amnios, y en esta se inserta el cordón umbilical donde convergen un número grande de vasos arteriales y venosos (vasos umbilicales). Esta inserción por lo general es excéntrica y, en ocasiones, marginal. En raras ocasiones se inserta en la membrana coriónica (amnios), por fuera de la placenta (inserción velamentosa). La cara materna o decidual es irregular debido a la presencia de los cotiledones, y los surcos entre estos están ocupados por los tabiques deciduales . Parte de la decidua permanece temporal- mente en el útero y es expulsada con el sangrado uterino.